I
Puedo entrar a la tristeza por este lado de la lluvia,
en agua clara la distancia
seguir de largo
improvisar confines
parodias de otros vuelos
y el otoño creciendo en la memoria.
(Digo sencillamente que te extraño,
que tengo el corazón en la osamenta,
en la estatura exacta de mi calcio).
Puedo también entrado en nube
y en el amplio vuelo de los días
dibujar contornos,
horizontes de tu frente cuando el sol
abre los brazos y despliega
su manto blanco blanco.
Puedo salir de los torrentes con banderas,
con una melodía bajo el brazo,
y en las primeras líneas
de tus labios madrugadas
sentir perfiles que se quiebran
tu cintura.
Llegando al fin de lo que puedo
alargo sílabas de sal en esta carta
abierta en claridades de tu vientre,
con tintas que se agotan en violetas,
y ya tan sólo insisto
que te amo.
III
Tocada por la luz desnuda
alumbras los espacios
a salvo del olvido y cicatrices.
Dueña de la hora temprana en que renazco
también eres colmena,
almendra y cántaro,
árbol que me crece en alegría,
ramaje donde el sol
dibuja redondeces de tu pecho.
Pajarera de mis días claros,
deja que del remanso de tu vientre
beba el agua lunar que te constela;
déjame que pronuncie la línea de tus labios
mientras va madurando la noche en tu mirada.
Niña del íntimo recinto,
tuya es la agracia que habita en las afluentes,
tuya es la luz que anuncia madrugadas,
en bosques germinados por la lluvia.
Pequeña clara de los días pájaros,
dueña de horizontes litorales,
dame un trozo de paz,
un manto que cobije cicatrices
y deja que me duerma en el silencio
abierto y sosegado de tu nombre.
VII
Es el amor un río que pronuncia
las sílabas afluentes de tu nombre,
el pulso de la luz sobre las aguas
dibuja los contornos de tu frente,
la espiga de tus hombros y tu cuello,
el borde de tus labios, tu mirada;
la plenitud madura de tu pecho,
el cántaro lustral de tu silueta,
el fruto de la luna que en el hondo
remanso de tu vientre resplandece.
Formada por la gracia de los pájaros
habitas manantiales y riberas,
floreces en las aguas que transcurren.
De Pájaros y poemas para Laura
Marco Tulio Lailson (Ciudad de México, 1966)
Es maestro en Letras Mexicanas por la UNAM. En 1990 obtuvo mención especial en el Certamen Jorge Cuesta de poesía, convocado por el Instituto Veracruzano de Cultura, por su poemario En el centro de los nombres, el cual fue publicado ese mismo año por Editorial Nautilium. En 2002 fue finalista del Primer Premio Internacional de Poesía Amorosa, convocado por el Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca, España. En 2004 algunos de sus poemas fueron incluidos en Eco de voces (Antología de la generación poética de los 60’s), compilación realizada por Juan Carlos H. Vera. En 2013 publicó el poemario colectivo La misma brújula, también editado por Nautilium. “La simulación y sus caretas”, reseña suya a La comedia de la honradez. Las novelas de Mariano Azuela de Víctor Díaz Arciniega y Marisol Luna Chávez, se publicó en 2010 en la revista Literatura mexicana del Instituto de Investigaciones Filológicas (UNAM). De 1984 a la fecha ha realizado distintas labores de promoción cultural y docencia en diversas dependencias públicas.