SE HA HERIDO EL COLOR DEL VERBO
Un árbol de luz
―ramas como río,
hojas de plata―
vive en los aires.
Su belleza deslumbra
y lacera al transeúnte,
quien cuestiona:
qué hermoso árbol el que vuela
pero en dónde sus raíces.
[Se ha herido el color del verbo. Sangra.
El árbol se avergüenza de su transparencia y replica:]
Estoy en los aires
aunque mi torso es necedad,
me alimenté de la miel amarga del viento,
mi cuerpo ha prensado hasta la vida.
Pero estoy aquí, hermosamente
probando el éter,
volando.
Pero estoy cansado
y quiero bajar
volar cuesta tanto
y es muy frío.
PLUMA DE AVE QUE HURTÓ
En el cielo, un ave
se incendia
Muestro mi palma herida
y en la fisura
un jardín de cerezos.
Con la tierra que fui
construí mi cuerpo:
una pluma de ave que hurtó
su esencia a los dioses
y vistió sus ropas
y desgranó sus almas
con el mismo fervor de quien
prepara su dosis.
Rasgo la felicidad
vuelo con violencia:
pero el fruto
es mío.
Los dioses cantan sobre
las cosas primeras.
MUERTE
Voy a nacer
―pienso desde la hojarasca.
Tanto soy el corazón del árbol seco
que sólo me queda ser
una semilla.
La herencia de mis padres:
un caparazón sin ser, un quetzal mudo:
son hermosos, pero no cantan.
Y quién apagó al Sol como cualquier cigarro.
Cómo limpiaremos sus cenizas.
Me cansa la muerte
y ahora rasgo y perforo su ataúd,
hilos de luz podrían tocarme,
mi voz será filtrada
y empezaré
de nuevo.
Mayra Gricelda Gutiérrez López (Puebla, 1989)
Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Participó en el Curso de Creación Literaria para Jóvenes Escritores 2011 en Xalapa, organizado por la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana. Ha publicado algunos de sus poemas en diversas revistas digitales. Lectora de la tradición latinoamericana, de poetas como Gonzalo Rojas, Juan Gelman, Viel Temperley y Alejandra Pizarnik. Fan de Charles Simic, "el poeta de las moscas".