Mi traducción:
Hace más de nueve años –hace ya un montón de tiempo–,
En un viejo caserón, mientras el persistente repiqueteo de la lluvia se oía afuera,
Y nosotros sentados a la lumbre,
Indolentes, llenos, cómodos,
Como si cada uno de los dos fuera el gato preferido del otro,
Y ambos, de un excelente humor;
Fue el Chinchón, si mal no recuerdo,
Escuchábamos viejas canciones de Judy Garland,
Pensando que el mundo era un lugar afecto.
Hablando hasta la ebriedad durante horas,
Dejemos ahora a ellos que hablen,
A los vástagos de lo que entonces nos dijimos.
Tus poemas y los míos como una antigua broma nuestra.
Gabriel Ferrater (1922-1972) fue poeta, editor, ensayista, lingüista y traductor. Su obra lírica está escrita en catalán. Muy cercano al grupo de Barcelona, que incluye, entre otros, al propio Gil de Biedma, a Carlos Barral, a Juan y José Agustín Goytisolo, al novelista Juan Marsé, al poeta Alfonso Costafreda, Jaime Ferrán, o el pintor Antoni Tápies, o Jaime Salinas, hijo del poeta Pedro Salinas.
Enfant terrible de la literatura, afirmó una noche que no pasaría de los cincuenta años y murió debido a la ingesta de barbitúricos, como otros miembros de su generación, Alfonso Costafreda, o José Agustín Goytisolo. Su obra lírica se recoge en Les dones i els dies. Las mujeres y los días.
Explicación
Gil de Biedma reconoce en sus diarios que cuando quería saber si un poema que había escrito era bueno para ser publicado, lo traducía al inglés, porque consideraba que, en otro idioma, se veía enseguida lo que sobraba al texto.
Así, parece ser, que este poema, escrito tras una noche de farra entre ambos amigos, posiblemente, según sus Diarios, el viernes 15 de enero de 1960, donde dice: “Cena, anoche, mano a mano con Gabriel. Conversación muy buena”.
O cuando pasa una temporada en su residencia familiar de Nava de la Asunción en Segovia, en febrero de 1957: “in an old manor house”, un frío febrero con Ferrater y con el pintor filipino Federico Aguilar Alcuaz, donde leen Las flores del mal, a E.E. Cummings, a Victor Hugo, así como el ensayo La poesía de la experiencia de Robert Langbaum. Lo que hace posible que el poema “More than nine years ago” fuera escrito en 1966, y esa noche a la que se refiere tuviera lugar años antes. Poemas póstumos apareció en 1968.
Y también afirma en el diario haber estado hablando de lírica inglesa (de William Butler Yeats, uno de los mejores de los Europeos) y de literatura francesa, como Stendhal, “el más inteligente de su generación”, al decir de Ferrater. También afirma que “don Antonio me parece más grande que Baudelaire”. (Diarios, 1960). Aunque es cierto que ambos poetas coincidieron en numerosas ocasiones festejando hasta altas horas de la noche, y encontraban quizá una salida al constreñido mundo franquista.
Gil de Biedma procede a escribir el poema algún tiempo más tarde, y una vez escrito, consideró dejarlo en su versión en inglés, o tal vez lo escribiera así, como atestigua su versión manuscrita que varía ligeramente en el antepenúltimo verso con respecto a su versión édita del mismo.
No sabemos los motivos por los que el poeta decidió dejarlo así, quizá por su naturalidad al ser leído, tal vez porque la conversación transcurrió en diferentes idiomas esa noche lluviosa. Ferrater dominaba también el francés y el inglés, así como Gil de Biedma, que, en la época, era alto directivo de la Compañía de Tabacos de Filipinas.
Sin importar las razones por las que lo hizo, el resultado es excelente, en un poema que suena natural en inglés, así como en castellano he tratado de hacer, que era lo que siempre el poeta intentó, y consigue en numerosas ocasiones a lo largo de su obra, incluso en sus composiciones más pomposas, cuando usa formas tan artificiales como la sextina en “Apología y petición”. Aúna por tanto aquí su extenso conocimiento de la poesía clásica, de las formas medievales, que tanto interesaban a nuestro poeta, después de la lectura de François Villon, así como la tradición clásica, incluso de la poesía contemporánea, como lo demuestra su estudio sobre Jorge Guillén.
En este caso usa una rima aguda, que es difícil de mantener en español, en una especie de dísticos consonantes que no se corresponden ni con el castellano, ni con ninguna estrofa reconocida en inglés, de la extensa gama de variedades compositivas, siendo lo más parecido la ballad, o el dizain, de origen francés, como lo es buena parte de la lírica inglesa.
En cualquier caso, tampoco sigue en el original una medida rítmica no silábica, aspecto este tan caro a la lírica anglosajona, y a su propia fuente latina como el pentámetro yámbico, que recorre gran parte de su tradición poética.
En cualquier caso, he tratado de hacer una traducción lo más natural posible, obviando la rima por cuestiones estéticas, que afearía su versión en castellano, y he tratado de simplificar expresiones del inglés, como, por ejemplo, el del segundo verso, que dice: while the lingering chime of rain was heard outdoors; que obliga a un largo rodeo y que he trasladado como: mientras el persistente repiqueteo de la lluvia se oía fuera. He cambiado algunos tiempos verbales para hacerlos parecer más naturales al oído castellano, o para evitar construir sintagmas adverbiales temporales que explique el verbo en we kept playing old lyrics / sung by Judy Garland, algo ambiguo en el poema, porque no especifica si son ellos los que tocan, o simplemente, escuchan las canciones cantadas por Judy Garland.
Es importante el caso de la frase “In an old country manor”, que he traducido por: en un viejo caserón, que hace referencia a su casa familiar en Nava de la Asunción, y he evitado traducir por el manido adjetivo “rural”, tan denostado actualmente; o evitar la palabra mansión o casería, que proceden de un entorno muy burgués, que el poeta trataba de evitar a toda costa. De hecho, evita decir que es el suyo, y todo apunta a que lo fuera.
En definitiva, es un poema breve aunque riquísimo en matices, a pesar de estar escrito en un idioma no nativo, pero que conocía, manejaba y hablaba a diario en su época de directivo en Filipinas y en sus viajes por todo el mundo.
Sí se ven ciertas influencias de tipo conversacional en el poema, también existe cierta influencia goliardesca en la diversión y la alegría de vivir encontrada en la composición, ciertos ecos clásicos, de Catulo (poeta muy admirado por Gil de Biedma, siendo uno de los primeros autores que tienen como objeto del texto a sí mismo; alejándose así nuestro autor del simbolismo imperante en nuestra tradición lírica castellana), y, en general, es un hermoso poema de celebración vital.
Esto contrasta con la trágica muerte del poeta al que va dedicado el poema (Ferrater se suicidó a los cincuenta años, como siempre había prometido), y con la temprana muerte de Gil de Biedma, de sida, en 1990, a los sesenta años de edad. La explicación del mismo, es fruto de la especulación particular.
Posible fuente de Catulo, poema L
Hesterno, Licini, die otiosi
multum lusimus in meis tabellis,
ut convenerat esse delicatos.
scribens versiculos uterque nostrum
ludebat numero modo hoc modo illoc,
reddens mutua per iocum atque vinum.
atque illinc abii tuo lepore
incensus, Licini, facetiisque,
ut nec me miserum cibus iuvaret,
nec somnus tegeret quiete ocellos,
sed toto indomitus furore lecto
versarer cupiens videre lucem,
ut tecum loquerer simulque ut essem.
at defessa labore membra postquam
semimortua lectulo iacebant,
hoc, iucunde, tibi poema feci,
ex quo perspiceres meum dolorem.
nunc audax cave sis, precesque nostras,
oramus, cave despuas, ocelle,
ne poenas Nemesis reposcat a te.
est vehemens dea: laedere hanc caveto.
Aquí una de las versiones en castellano del poema:
Licinio, ayer, como estábamos desocupados,
nos divertimos mucho en mis
tablillas,
jugando a ser refinados –según habíamos
convenido–.
Escribiendo versillos los
dos nos divertíamos, bien en un metro, bien en otro,
replicándonos mutuamente entre
bromas y vino.
Y de allí me marché entusiasmado por tu encanto y
tus gracias, Licinio, hasta tal
punto que, ¡pobre de mí!, no me aprovechaba el
alimento, ni el sueño cubría mis ojos
con el descanso, sino que, desasosegado de delirio,
me revolvía por toda la cama ansioso
de ver la luz, para hablar contigo y estar juntos. Y,
después de que mis miembros,
agotados por el cansancio, se dejaron caer medio
muertos en la cama, te hice, encanto,
este poema, por el cual percibieras mi dolor.
Ahora, ojitos míos, no te enorgullezcas y no
menosprecies –te lo pido– mis
ruegos, no vaya a vengarse en ti Némesis; es una
diosa violenta: guárdate de
ofenderla.
Por Joaquín Fabrellas Jiménez