Danza para Víctor

A la memoria de Víctor Sosa

 

Danzar, conocer el ritmo de los otros, alcanzar su música, danzar con los otros, no hablar, moverse, acompasarse antes del lenguaje, olerse los cuellos, ser animales que se rozan, que establecen un coto musical, que imitan a las frondas; ser una rama, ser el aire, ir como la marea, hacerse péndulo, hacerse pez en la curva de un río, flor que sale del muro y canta sin letra, cantar un pétalo, con el olor magenta y el azul-verde nacarado, mecerse como una crisálida, entonar una transparencia, un vuelo, danzar al ritmo de las manchas de un leopardo, seguir las dunas en el desierto, volver a la cadencia, al ritmo de las piñas no abiertas, al giro de la caracola, al tintineo que hace en el aire una libélula, danzar con los otros, mirándose, olfateándose, provocándose, sin verbo, sin articular palabra, sólo danzar con ojos prestos o cerrados, con manos abiertas, con la sangre que agita sus mariposas íntimas, hacerse curvo como una plátano, como un gajo de luna; imitar la forma de un huevo, alzarse alto como las flamas que se yerguen azules, encogerse como la cochinilla en la penumbra, galopar, ser caballo desbocado en la noche, ser la noche y el caballo al mismo tiempo, ajustarse a otra mirada, a otro ritmo, danzar como una pluma irisada por sus deseos o acordar la quietud, preguntar a la piedra, ir a la contemplación, al aroma sosegado, al silencio, pero danzar, desde adentro, desde el hueso que despierta, desde la savia de los árboles, desde la semilla espiralada, desde el perfume del cardamomo, desde el dinamo del colibrí, desde lo raudo del fuego; seguir la lluvia, sortear los charcos con ritmo, brincándolos, chasqueándolos, reflejándose en ellos, danzar, como el otoño con su orquestación de hojas, ser nervadura verde en el viento, dejarse llevar por la ondulación de las serpientes, por la forma jovial de los tréboles, amanecer como el rocío sobre los helechos, rodar como una uva que se desprende del racimo; ritmarse con la tierra, aspirar los matices del verano, danzar, con los otros, aprender a iluminarse por dentro, como las frutas, intentar el azul y el índigo, el amarillo súbito, entonarse con otros, sin hablar, danzar acompasándose, coloreándose, como el trigo con el balance de la luz, como el trigo con el aire y la luz, como la pinta moteada de las ranas, como los vilanos que rompen sus esferas, como la brisa con espejos diminutos, como el granizo que se redondea en la caída, danzar, sin resistirse, como el agua, moverse a la manera de los zorros o de las garzas, vibrar como las gotas que se desprenden de los techos, azularse como los agaves; danzar, sin verbo, balanceándose, iluminándose, como las nubes que mudan de cielo a cielo, como la arena siempre libre en movimiento, trasladándose, como todo lo que respira y se transforma con ritmo, en la continua danza del tiempo.

 

 

La rosa esconde

en su templo de pétalos

un laberinto.

 

 

Zumba la abeja,

el principio del mundo

vibra de nuevo.

 

 

 

Tarde callada,

el canto de los pájaros

cierra sus alas.

 

 

Son las estrellas

el cardumen nocturno

en alta danza.

 

 

Bosque de pinos,

no hay luz entre las ramas,

sólo en tus ojos.

 

 

 

Redonda cruz:

en los ojos del gato

canta la luna.

 

 

Botón en ciernes,

la gardenia promete

dar su fragancia.

 

 

Sopla en su centro,

vuela el diente de león,

luna de sal.

 

 

Ramo de flores,

el viento las dispersa,

¿son mariposas?

 

 

 

Rugen los vientos,

la voz de los relámpagos

devora estrellas.

 

 

La luna tañe

campanadas de luz

casi en secreto.

 

 

Recién nacido,

el musgo es una llanura

sobre la piedra.

 

 

Liba la luz

en labios de lavanda,

la abeja es miel.

 

 

Guayaba rosa,

el color de su centro

pinta la aurora.

María Cruz (Ciudad de México, 1974)

Escritora mexicana que estudió en la Escuela de Escritores de la Sogem. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Colmena de oro y ceniza (1997), Suma de patios (2001), El libro de las grietas (2004), Hacedor de sombras (2012), Polen (2019). Textos suyos aparecen en las antologías: La lujuria (2008), Palabras en poesía, cincuenta poetas mexicanos (2008), Vientos del siglo (2012), Jinetes del aire (2012), Árbol en Llamas (2013), Montar la Bestia (2016).

Written by La Mascarada

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