En el marco de la XXX Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que este año tiene como invitada de honor a América Latina, el poeta español Antonio Gamoneda (1931, Oviedo) se presentó en la sesión inaugural de las lecturas del Salón de la Poesía. El objetivo de este salón es acercar al creador con el lector, y esta vez cuenta con la presencia de 18 poetas de América Latina, España, Quebec y Rumania, con dos presentaciones diarias durante el transcurso de la FIL.
La presentación de Antonio Gamoneda, considerado uno de los más grandes poetas vivos en lengua española, estuvo a cargo de Jeanette L. Clariond, fundadora de la editorial Vaso Roto, donde Gamoneda publica La prisión transparente –libro que reúne fragmentos de tres obras: No sé, Mudanzas y una con el mismo título–, del cual leyó los poemas de esta presentación.
La selección del autor estuvo dividida en tres partes, coincidentes con cada una de las obras. De La prisión transparente leyó el poema “Estoy cansado” y de No sé algunos fragmentos de diversos textos.
Asimismo, en un momento que fue pertinente con el tema de América Latina como invitada de honor, Gamoneda habló sobre las lenguas originarias, refiriéndose a éstas como idiomas que no están muertos sino todo lo contrario: “Son y deben ser vivientes”; a su vez, se mostró sorprendido por el hecho de que ante el paso de los años la literatura náhuatl expresa “pensamientos lejanos pero vivientes”, invitando así a su público a descubrir esta literatura.
Hizo a su vez mención de la tradición que Ángel María Garibay y Miguel León-Portilla han forjado a propósito del estudio y difusión de la literatura náhuatl. Entonces comenzó la lectura de algunas traducciones de “el rey poeta Nezahualcóyotl”, contenidas en Mudanzas, uno de los cuales fue “Última flor”:
Como el ave del agua, permanezco en la celebración y sobrevuelo la celebración.
Yo soy el que canta sobre el temblor del agua.
Amigos míos, he dado ya muchos pasos sobre la tierra destinada a la vida, y ahora yo, el que hace donación de su color a las flores que embriagan a los príncipes, voy a decir mi voluntad. Atened: ¡que exista la belleza!
(…)
Yo voy a dejar dibujada la belleza sobre una inmensa superficie. Yo soy el poeta.
Mi canto permanecerá sobre la tierra y yo seré recordado a causa de mi canto.
Pero vosotros, los que me escucháis, acompañadme en mi desaparición (…).
Gamoneda abordó también el tema de las lenguas originarias desde un sentido revolucionario: “Una palabra de hace 500 años se sigue entendiendo, lo cual es una oportunidad revolucionaria en el sentido poético”.
Su lectura también abarcó las traducciones de Ciclo Nauatle de O Bebedor nocturno (1868) del poeta portugués Helberto Helder, contenidas igualmente en Mudanzas:
Nacemos para el sueño, nacemos para el sueño.
No hemos venido a la tierra para vivir.
Pronto seremos yerba que apenas reverdece; verdes serán los corazones y los pétalos abiertos.
Nuestro cuerpo es una flor seca y mortal.
Finalmente, pasó a la lectura de “La siesta del fauno”, de Stéphane Mallarmé, del cual hace una reapropiación. Gamoneda reitera la importancia del ejercicio del traductor y su capacidad de diálogo con la fuente, afirma que busca hacer suyos los textos, pues “todos los poemas son distintos”.
Por Levitan Mar
Fotografía propiedad de la FIL tomada por Paula Islas