La vida es sueño, auto sacramental (ENARTES)

la vida es sueño cartel

La compañía Teatro de Ciertos Habitantes se aventura con esta representación de la menos conocida de las dos obras homónimas de Pedro Calderón de la Barca La vida es sueño. Se trata de un texto motivado por la cosmogonía bíblica, la creación y caída del ángel; exaltación, expulsión y redención del hombre.

El equipo multidisciplinario de la compañía, formado después de un proceso arduo de incorporación de talentos nacionales e internacionales, busca sorprendernos con una puesta en escena donde cada partícula humana se desempeñará navegando entre el teatro, la danza, el canto y la ejecución de instrumentos musicales. Las líneas de corte barroco y la enorme cantidad de simbolismos que marcan la pauta del texto original, plantean, como es de esperarse, un reto para la dirección que juega con la expectativa del público, que en medio de la oscuridad aguarda las primeras frases emanadas de un escenario donde sólo se vislumbra apenas un banquillo largo en su parte más profunda, lugar del que emergerán y en el que se sumergirán los personajes a medida que la actuación lo requiera.

Aparece la Trinidad por fin, que con su monólogo creador da paso a los elementos y al ángel, quien debido a su soberbia pronto será confinado fuera de los límites de la tarima. Deambulando entre las butacas, balbuceando expectante, permanece entre tinieblas mientras la divina fuerza acuerda consigo misma la creación del hombre y ejecuta su designio. Danza y música abrazan la gestación de tal ser, ente que lo heredará todo y a cuyas plantas se postrarán cuantos elementos pertenecían ya a la creación.

De la luz la oscuridad y del hombre la tentación, la culpa, la Sombra. Afín al ángel desterrado, esta personalidad asechará al hombre aguardando con cautela el momento de corromperlo, meta que devendrá realidad muy pronto cuando éste, engalanado en vanidad, sucumba a la seducción del poder aun poseyéndolo todo.

Merece una mención especial el dialogo entre Gastón Yanes y Rodrigo Carrillo (el Entendimiento y el Albedrío) que relaja el ambiente de severidad en una interlocución pautada por el ingenio y la sagacidad, confrontación de la que el Albedrío saldrá victorioso debido al atractivo carácter de sus aspiraciones.

Procurada la apertura hacia el corazón del hombre, la Sombra logra su cometido y el caos se cierne sobre el escenario. Un conjunto de estruendos, estridencia, un vórtice de luces y locomociones succiona al elenco para regresarlo a la completa depravación. Una vez en calma, la más piadosa respuesta divina para aquella aberración dicta el destierro del Hombre que es abandonado solo con una promesa de esperanza.

El llanto y la desesperación hacen presa al antes heredero de todo que, enfrentado al dolor, encuentra en el arrepentimiento el primer haz de luz hacia la redención. Se cumple la promesa, El Redentor cubre con su gracia al maldito, para luego, con su muerte, limpiarlo de culpa, reivindicarlo y restablecerlo a la comunión consigo y con su obra.

El conflicto final se lleva a cabo cuando, reencontrado con el favor de los cielos y con la creación como aliada una vez más, el Hombre confrontará la oscuridad entre versos, canciones y fraseos dancísticos.

 
Por Manuel Mejía
Galería tomada de http://www.ciertoshabitantes.com/
 

Written by Manuel Mejía

Matemático, músico y guitarrista comprometido con la investigación y la creación artística. Su vida está inspirada principalmente en la ciencia exacta y la estética clásica.

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