Alachín Gada
Cero a la izquierda y a la sombra estaba
disfrazada en rubia y era podrida;
aquella rata infame, malparida
de la que ahora no queda ni su baba.
Ni su padre la quería: sudaba
cada vez que la veía jodida,
fea y corriente, de envidia roída,
encogía el puño y la golpeaba.
Experta en follar, se reproducía;
no sabía hablar, sólo inglés y mal
pero suficiente para robar
sin clemencia alguna, a su pobre tía
que dejó canosa, y como animal,
se llenó de sarna: no supo amar.
Por Raticia Bozal