Poemas vagabundos de Rubén Balseiro

Treinta y dos piezas poéticas le bastan al poeta argentino Rubén Balseiro, en su flamante Poemas vagabundos, publicado por Enigma Editores este año, para exponer ante el lector, con precisión y maestría, ese universo propio que sus lectores le conocemos.

Un logro que, a lo largo de su ya extensa trayectoria en las letras argentinas, no fue fruto de la inspiración momentánea y tantas veces volátil, que a veces sí y a veces no, deja algo semejante a ella sobre el papel.

Tampoco esa forja de una voz propia, la que lo distingue, es el resultado de amoldar sus versos al lecho de Procusto de la moda literaria, que modas el autor nacido en Avellaneda en 1955 ha visto pasar muchas y a la mayoría de ellas luego las ha visto desaparecer por donde vinieron. Sabe muy bien Balseiro que hay que escribir como un poeta, no como un período de la poesía.

Su poética es producto de un empecinado trabajo con el lenguaje, el cómo que modifica para siempre el qué. Pero para el cómo que esgrime su poesía, hay que tener primero qué decir.

Y el poeta argentino Balseiro tiene mucho que decirnos. Hablarnos de la situación de una conciencia como la suya en el complejo mundo contemporáneo, donde los valores de lo que reconocemos como lo intrínsecamente humano son puestos constantemente en jaque; donde el desasosiego, la efímera felicidad, la siempre acechante angustia, la perplejidad ante el devenir, la duda punzante acerca de qué papel nos toca en el campo de lo subjetivo y en aquel de lo objetivo —criaturas de dos mundos como siempre somos— debe ser respondida a cada paso. O al menos, intentar hacerlo.

Esto es apenas un grosero esbozo de cuanto provee a ese espejo, el lector, el universo creado y recreado por Balseiro. Porque en su poética navegan a sus anchas los eternos pares de opuestos del género y sus infinitas combinaciones posibles: la vida y la muerte; el amor y el odio; el valor y el temor; la hesitación y la certeza; lo individual y lo colectivo; la belleza y el horror.

Hijo de una tradición de la que no reniega sino que la reafirma y enriquece, sabe aprovechar los recursos de una lengua como la nuestra, tan plástica y bien dotada para la poesía, para ganarle nuevos territorios a lo inefable, aquello que no puede ser dicho sino a través de los versos, porque es la poesía la capaz, si no de expresar lo real inalcanzable, la única expresión que con su juego constante de alusiones y elusiones nos acerca más a los límites que impone el lenguaje.

Poemas vagabundos contradice a su título, ya que, al abrir sus páginas, buena parte de lo que contiene el volumen se torna sedentario, se queda para siempre dentro de nosotros.

Nuestro Jorge Luis Borges refería que la poesía es la felicidad del lenguaje. Mientras existan poetas como Rubén Balseiro, esa felicidad nos está garantizada.

 

El autor

 

Rubén Balseiro es un poeta, escritor y ensayista nacido en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1955. Ha colaborado en numerosas publicaciones, periódicos y revistas del país y del exterior. Integrante durante varios años de la Fundación Argentina para la Poesía, de la que fue secretario durante los años 1994 a 1998. Participó como secretario de redacción de la revista Nexo Literario de la Fundación Argentina para la Poesía y coordinó durante esos años el café literario de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) junto a Guillermo Román. En 1999, junto a Gabriela Gelardi, Guillermo Román y Juan José Folguerá fundó el grupo Sisma y coordinó junto a Gabriela Gelardi el café literario de dicho grupo. En 2010 en compañía de Carina Paz coordinó nuevamente el café literario en SADE. Figura en varias antologías, entre ellas: El Cantar de las Palabras (Editorial Metáfora), Poetas Argentinos Contemporáneos (Tomo III de Editorial Eleusis con selección de Nina Turlher), entre otras. Ha publicado en poesía, entre otros libros los siguientes: De Lugares y Olvidos (Último Reino, 1989), Los desiertos más íntimos (Último Reino, 1998), Cántaros quebrados (Argos, 2005), Despojos (Vinciguerra, 2007) y Como los pájaros (La Luna Que, 2015). Su obra ha sido traducida parcialmente al inglés, al francés y al griego. Ha recibido, entre otras distinciones: Primera Mención Fondo Nacional de las Artes y Faja de Honor de ADEA (1989) por De Lugares y Olvidos, Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (2008) por Despojos, el premio Puma de Plata de La Fundación Argentina para la Poesía (2010), Primer Premio de las Siete Colinas por Sueños de Ícaro (2011), Tercer Premio Municipal de la ciudad de Buenos Aires por Como los pájaros, Primer Premio Arturo Cuadrado (Uruguay) por Al caer la noche (2018), Distinción a la trayectoria literaria otorgada por el ILCH (Instituto Latinoamericano de Cultura Hispánica).

 

Por Luis Benítez

Written by La Mascarada

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