Los festejos por el centenario del nacimiento de Juan Rulfo, los cuales se inauguraron en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, continúan este 14 de agosto, en el Patio Central de la antigua sede del Senado de la República.
El ámbito político y cultural mexicano celebró y rememoró la obra y los pasajes vitales del artista jalisciense. Asimismo se refirió el legado de su obra en el contexto literario de nuestro país y del mundo entero.
Por ejemplo, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lidia Camacho, a nombre de la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, mencionó sentirse honrada por tomar parte en estos festejos que conmemoran a Juan Rulfo. Camacho se manifestó en los siguientes términos:
Siempre he pensado que la trascendencia de un ser humano se mide por su influencia en nosotros. En el caso de Juan Rulfo es innegable la huella que su obra ha dejado en la literatura escrita en México, en toda América Latina y en lenguas distintas al español. Después de Juan Rulfo, no fue posible escribir como se hacía antes de él; un nuevo horizonte se abrió ante los novelistas de la lengua española. Pocas veces se ve en la literatura que una obra pequeña en extensión tenga la influencia inmensa que hoy alcanzan dos breves libros de Juan Rulfo.
El Dr. Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Dr. Jorge Zepeda, trazaron la semblanza del artista de Jalisco que murió en 1986. Allí, entre otros puntos, se puso énfasis en la relevancia que los textos de Rulfo dieron a la perspectiva del campo mexicano.
De la misma forma se discurrió sobre diversos elementos constitutivos de la obra del jalisciense; se habló de su vida, sobre Clara Aparicio —su musa— y acerca de los innumerables relatos que escuchó Rulfo de su abuela.
Los diputados Jesús Rafael Méndez Salas, Claudia Sánchez Juárez y Benjamín Medrano Quezada participaron leyendo algunos pasajes de la obra rulfiana. Por su parte, el senador Luis Sánchez Jiménez, vicepresidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, se refirió al homenajeado como un personaje discreto, hermético, misterioso y escéptico que amó la historia, la antropología y el paisaje de su país.