La llegada: Sobre algunos enigmas del lenguaje

la-llegada-posterUn número cabalístico da cantidad a un grupo de naves que arriban inesperadamente a la Tierra. Sus intenciones son desconocidas, al igual que su lenguaje, la comunicación en apariencia está vedada.

Un ave en una jaula, visiones quizá producto de una realidad no ordinaria, nuevos apelativos, es decir: inéditas formas para nombrar, son algunos materiales que parecen más cargados de significado que el lenguaje “tradicional”.

Y basta con un trazo de un pincel diestro para tender un puente hacia lo infinito. A través de un gesto, o de algún otro pequeño indicio, es posible acceder a profundas constataciones. Es eso lo que ocurre en La llegada. Misteriosos seres otorgarán una grafía enigmática, la cual es una obra preñada de significación, con una cantidad ingente de vías y que cautiva e inquieta a sus destinatarios.

El gran problema de esta obra es el desconocimiento que premia en Louise Banks y Ian Donnelly acerca del lenguaje en el cual está cifrada.

Los personajes de la película ensayan muy diversos lenguajes a fin de encontrar un punto medio con el de los recién llegados, hasta llegar a aquél que glosa la enigmática grafía. La guerra, las matemáticas, la lingüística, el sueño a ojos abiertos y la clarividencia son algunas de las formas de comunicación que se entablan entre una civilización y otra.

La llegada se precia de explotar un cúmulo de pistas falsas que confunden y estimulan la imaginación de los protagonistas y del espectador. Cada encrucijada en la que Loise e Ian se detienen y deciden la dirección de sus pasos no cancela en absoluto la potencialidad de esta narrativa.

Asimismo, Louise Banks se convierte en un personaje entrañable, tal vez por la particularidad de su lenguaje, quizá por su heroísmo. Por un momento me recordó a Héctor rodeando las murallas de Troya.

 

Por Rafael Díaz

 

La llegada

Written by Anfiteatro Monocromo

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