Lenny Abrahamson (Adam & Paul, Garaje, What Richard Did, Frank) se ha forjado una buena reputación basada en un currículo de cuatro líneas, con su última producción, Room, el irlandés se ha puesto poco más que interesante; pese a ese extraño virus que trae con el juicio perdido a los críticos de cine y a los integrantes de las diferentes academias de cinematografía mundial.
Room es la historia de “Ma” o Joy Newsome (Brie Larson) una joven que fue secuestrada a los 17 y encerrada en un cobertizo en el jardín, en donde poco tiempo después de su secuestro dio a luz a Jack (Jacob Tremblay) producto de las violaciones de su captor, al que llama “El viejo Nick” (Sean Bridgers). Ma y Jack viven en un mundo creado en ese pequeño cobertizo hasta que Jack cumple 5 años de edad.
El eje de la historia viene de la novela homónima de Emma Donoghue, ella misma fue quien se encargó de hacer la adaptación, escribir el guion y de supervisar que la historia no se salga de control. Cosa que a mí punto de vista consiguió. Tal vez sea buen momento para recomendar que si no ha visto la película, mejor vaya y lea el libro primero. Yo no tuve esta advertencia previa y me adelanté a ver la cinta, pero si pudiera volver el tiempo atrás seguramente invertiría las cosas.
Donoghue se inspiró en el caso de “El monstruo de Amstetten” para escribir su novela. Y aunque la terrible historia de Elizabeth Fritzl sólo es el punto de partida para la magnífica novela que se convirtió en una excelente película, puedo decir que la mancuerna director-guionista logró que esta cinta no se convirtiera en un morboso thriller.
Room se presenta desde la perspectiva de Jack y su visión del mundo. De ese mundo de un par de metros cuadros en donde tiene que rendir honores a una taza de baño. Un pequeño espacio, no apto para claustrofóbicos, en donde caben una cama, una tina de baño, un inodoro, un ropero, una hornilla, una televisión y dos vidas. Mención honorífica al montaje de Nathan Nugent por hacer real y viable ese minúsculo universo.
La historia se divide en dos partes, o en dos vidas, o en dos mundos y los protagonistas alternan en la mira del director. Los dos excelentes en sus actuaciones. Será la química, o será la capacidad del director para llevar a sus personajes, o será el sereno; pero esta pareja puede sola contra el mundo y así lo demostraron. Aunque también los acompañan Joan Allen y William H. Macy, su participación sólo es para crear un marco en la historia de madre e hijo.
La película habla de una circunstancia terrible, y nos hará pasar por ella como tal, pero la historia en conjunto es bella y esperanzadora, así como lo es la visión del mundo para un niño de cinco años que es capaz de reinventarse. Por favor siga mi consejo y no se la pierda, mientras ese extraño virus no sea exterminado, las decisiones de los grandes festivales de cine están en tela de juicio.
Por Patricia Bañuelos