Adaptación y transformación de The Walking Dead

Quiero hablar de un cómic que gozó de gran popularidad en 2010 y que, al parecer, ha dejado de tenerla:  The Walking Dead de Robert Kirkman.

La primera edición del cómic estadounidense fue en octubre de 2003 y la última en 2019. Ha tenido videojuegos, películas animadas, ediciones especiales y hasta una adaptación en televisión que, a la fecha, sigue emitiéndose. Incluso esa misma adaptación ha tenido otra en forma de spin off.

El personaje principal y héroe de la historia es el sheriff Rick Grimes. Él tiene un origen un tanto sobrenatural: sabemos que despertó de un coma en medio de un mundo apocalíptico. De manera similar al héroe mitológico clásico, es como si hubiera renacido. Gracias a su buena suerte logra reencontrar a su hijo y a su esposa en un campamento de sobrevivientes en las afueras de la ciudad de Atlanta y, luego de una serie de vicisitudes, se vuelve líder de una comunidad que, paulatinamente, asciende a ser una sociedad utópica post apocalíptica.

A lo largo de la historia se enfrenta a diversos obstáculos, que no necesariamente son los zombis, pues con frecuencia se ve detenido por otros seres humanos iguales a él, pero con valores completamente opuestos, como Negan, el personaje que más se contrapone a Rick y, a la vez, el que es más semejante.

La existencia de este personaje supone también la tragedia para otros. Cuando Negan aparece en la historia, y mata violentamente con un bate a Glenn, causó una histeria colectiva, sobre todo en la adaptación televisiva. Glenn era uno de los personajes más importantes, pues fue él, como encargado de ir a la ciudad a buscar víveres, quien encontró a Rick y lo llevó consigo al campamento de sobrevivientes donde encontró a su familia. Antes del apocalipsis, Glenn era un joven repartidor de pizzas con problemas económicos y una mala relación con sus padres. Sin embargo, dicho trasfondo lo llevó a convertirse en una figura de valentía, lealtad y solidaridad, que muchas veces arriesgaba su vida con tal de salvar a otros personajes. Sus bondades se acentúan cuando conoce a Maggie, que parece complementarlo con otros valores positivos, creando el dúo perfecto que es roto abruptamente, tiempo después, por la maldad de Negan.

Otro personaje destacable en la historia es el de Carol, pues es de los que más sufren psicológicamente: su marido se suicida al no aceptar la nueva realidad del mundo y ella se une junto a su hija, Sofía, al grupo de sobrevivientes. Al principio se muestra amigable y con actitudes domésticas, pero paulatinamente va perdiendo estabilidad mental, y aunque conoce a Tyrese, de quien se enamora, luego se vuelve insegura, obsesiva, intenta suicidarse ante los problemas de su pareja, se olvida del cuidado de Sofía y, al final, logra matarse dejando que un zombi le muerda el cuello.

Son interesantes las diferencias entre la adaptación y el cómic. La Carol de la televisión, aunque se apega a la historia original, lleva una vida muy diferente en la que no simboliza la desesperación o la inestabilidad, sino que, por el contrario, es la fortaleza y esperanza. Otro ejemplo de estas variaciones es que, en la versión televisiva, el compañero por excelencia de Rick, Daryl Dixon, símbolo de lealtad, generosidad y fortaleza, y al parecer uno de los personajes más apreciados por los televidentes, no aparece en el cómic. Kirkman, que también trabaja como productor en la serie, ha cumplido su promesa de jamás incluirlo en el cómic incluso ante la presión de los fans, pues declaró que el personaje fue creado para la televisión y no para el papel.

Aunque el tiempo de la narración en este cómic tiene sus rupturas, transcurre de manera lineal y sus personajes sí envejecen. El hijo de Rick, Carl Grimes, comienza siendo un niño y ahora es ya un joven. En este crecimiento también evoluciona psicológicamente, y llega a presentar tendencias opuestas a lo que su padre simboliza. Además, también sufre y padece; de hecho pierde un ojo.

En cuanto a los obstáculos y la naturaleza de estos, es preciso decir que la lucha contra los zombis es casi un aspecto que complementa la trama, cuando menos comparativamente; el verdadero toque sorpresivo son los acontecimientos en los que se introducen personajes desconocidos. Puede pensarse en la llegada al grupo de Michonne —domadora de la katana —, los enfrentamientos dramáticos —como el que hubo con la sociedad caníbal que pretendió adoptar al grupo para comerlos—, o la estadía en la prisión abandonada, plagada de sucesos imprevistos y personajes intermitentes. Asimismo, destaca la existencia de otros seres con aparatos u elementos que trasgreden el ritmo lógico de la trama.

Pienso que la gran longitud de The Walking Dead se hizo sostenible por los acontecimientos impredecibles y las evoluciones de sus personajes, que bien encarnan las preocupaciones y pasiones del hombre moderno sometido a un mundo que no puede cambiar.

Los personajes de The Walking Dead y su mundo apocalíptico parecen una alegoría a la decadencia de la sociedad occidental y a sus sistemas de valores. Rick no es héroe porque lucha contra zombis en una realidad ficcional sabida por el lector, es héroe de la realidad porque, manifestando con claridad sus ideales, defiende la vida de los suyos y se esfuerza por reestablecer un orden social, que muchas veces, y como sucede sin la necesidad de un apocalipsis novelesco, exige nuevos valores y creencias.

El hecho de que Rick se posicione como el líder del grupo no es gratuito, y, cuando muestra tendencias autoritarias y opresoras, el orden social del grupo, y por tanto de la historia, se ve en peligro, pues en ocasiones sus mismos compañeros coquetean con la opción de derogar su mandato.

En mi opinión, el punto cumbre del éxito de la historia fue cuando se le hizo la adaptación televisiva. Sin embargo, pienso a la vez que esto mismo permeó profundamente en el desarrollo de lo que se daba en el papel. Hay que aceptar que convertir el cómic en un producto de masas en toda regla influyó en las decisiones del creador. La secuencia temporal de la historia en ambos medios se vio modificada por las exigencias del público, y muchos de los personajes, incluso el mismo Rick, tuvieron finales que no coincidían con la formación que lograron a lo largo de su devenir narrativo (el cómic continuó sin dicho héroe, aunque lo inmortalizó con una estatua en la que los personajes sobrevivientes lo recordaban como símbolo de heroísmo).

Lo cierto es que el cómic, aunque terminado en 2019, todavía da material para su versión televisiva, que cuenta ya con diez temporadas, y se rumora serán más. Aun así, es notorio que su público ha disminuido y la idea de que cancelen el show no me parece alocada.

La buena recepción que tuvo la serie se puede explicar por los fans que el cómic ya tenía, quienes, entusiasmados por ver a un Rick en la televisión, siguieron los pasos del grupo de supervivientes cada semana en la pantalla. Empero, la intriga narrativa de la televisión se ha extendido tanto que hoy son pocos los que continúan pendientes. Los medios han modificado la estructura.

Habrá que esperar qué rumbo toma la historia de los supervivientes, pues, aunque ya tienen un final escrito y un destino inminente, todavía queda por ver si será presenciado en la pantalla. Y, en todo caso, si ya es sabido por los fieles seguidores, entonces ¿será que nos encontramos frente a un fenómeno de mitificación de la propia historia en la que ya no hay lugar para la sorpresa sino sólo para la manera en que se nos presentará? En fin, todavía queda bastante por ver y es seguro que habrá tiempo para comparar la serie con el papel.

 

Por Mariana Flores González

 

Written by La Mascarada

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