Recuerdo que en múltiples publicaciones me he encontrado con la opinión de que Citizen Kane (Ciudadano Kane, 1941) dirigida por Orson Welles, es la mejor película de todos los tiempos. Y apuesto a que no soy el único en pensar que en realidad la historia de la película no es tan reflexiva, interesante y/o conmovedora. Entonces, ¿por qué la película es la mejor de todos los tiempos?
Ya después entendí que es considerada como la mejor particularmente por los aspectos técnicos y la fotografía, cuestión que siempre fue un desafío para Orson, supongo, porque el maestro logró concretar maravillas en cada una de sus obras. Touch Of Evil (la canción de Judas Priest no tiene ninguna relación) es una película en donde podemos apreciar desde el inicio la pericia de Welles con un plano secuencia bellísimo. Charlton Heston (Miguel Vargas) protagoniza la película en el papel de un importante elemento del gobierno mexicano que intenta resolver o, mejor dicho, demostrar la inocencia de un compatriota de manera extraoficial, puesto que el crimen de la historia ocurre en Estados Unidos de América muy cerca de la frontera con México, y es precisamente Welles (Hank Quinlan) quien le hace saber a Vargas que no tiene jurisdicción para actuar.
Mi personaje favorito es Hank Quinlan, un capitán de la policía que no parece operar de la manera más ética posible. Welles no pudo haberlo hecho mejor, su desempeño es cabal.
Pienso que el 95% de las escenas son en la noche y fotografiadas muy bien, y eso genera una atmósfera ideal para la historia. Podemos hallar planos secuencias y tomas muy interesantes a lo largo de toda la película.
Está un primer plano que nos muestra una escena en donde hay acción en un interior, pero al mismo tiempo en un segundo plano en el exterior. Podría perfectamente comparar ésta con aquella memorable escena de Citizen Kane en la que el pequeño Kane, de 8 años de edad, juega con su trineo en un patio exterior mientras que los adultos discuten algo desagradable sobre el futuro del niño dentro de la casa. Es probable que ese tipo de escena tenga el nombre asignado de Welles en el libro de la historia del cine. El filme genera tensión y emoción durante todo su desarrollo (me gusta más que Citizen Kane, porque me genera más emociones), y como buen thriller motiva dudas por todos lados. La película, que podría considerarse en el campo del cine negro, es imperdible, como pienso lo es toda la obra de Orson Welles.
Por último, quisiera añadir algo que tenga tal vez poco que ver: me refiero al concepto que se tenía de la marihuana en aquellos tiempos. Ahora estoy tan acostumbrado a que sea algo habitual y aprobado en las películas actuales, de modo que algunas escenas de la película de Orson que tienen que ver con la yerba me resultaron irrisorias. En todo caso, el sucio México fronterizo, la noche y una mujer desamparada; policías y criminales o posiblemente criminales policías, todos los elementos perfectamente establecidos en esta excelente película.
Por Bad Taste