Si “el sueño de la razón produce monstruos”, el ansia dentro del encierro ha gestado El libro de los destinos inciertos (Ediciones Equidistancias, 2022) de Gabriela Guerra Rey. Por fin aparece su nueva publicación, un compilado de 19 relatos que abrazan sueños y se tocan con lo real maravilloso; donde es indudable su goce para escribirle a la muerte, al erotismo, al amor y a la angustia experimentada en estos tiempos espinosos.
La pluma ganadora del Premio Bellas Artes de Literatura Juan Rulfo para Primera Novela (2016), luego de experimentar con el posible Fin del Mundo —una pandemia de dos años—, alza la voz para darse un respiro elaborando una serie de prosas que, a modo de piezas de un rompecabezas literario, zurcirán la realidad herida de los lectores postpandémicos.
Quien lea a Gabriela Guerra Rey se hallará seducido por nostalgias familiares como las que invaden a Basilia en “Con la cabeza en las nubes” o al personaje guía en “El hombre eficiente”, tocará las pasiones necrológicas o fantasmales, como al farero de “El hombre y su tiempo” o como en “La confesión de María”; el lector será secuestrado por incertidumbres y motivos ocultos de personajes atrapados por la lujuria, como en “Hacer un fuego”, “La jauría” o como en el caso de “Mi abuelo y yo”; tal vez se hundirá en el ahogo de la rutina como en “Detrás de la puerta”; o se sentirá envuelto por espíritus sujetos a la desesperanza como los protagonistas de “Primavera en París”; los lectores se encontrarán con almas sedientas del anhelo de romper las cadenas de la cotidianidad como en el relato “A la hora en que lo mataron…”.
Las claves para seguir a la autora en este libro, y para disfrutarlo con mayores elementos, se encuentran en permitirse hacer una lectura al lado de ella, a ras de suelo, reconociendo la influencia que ejercen sobre la escritora Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Augusto Monterroso, pero a modo de punto de partida, para deleitarse y deleitarnos con las narraciones que sólo Gabriela pudo componer en su transparente estilo.
El hilo invisible de la narradora se amplía y embellece con los temas que toca, y con lo que les añade de su propia herencia cultural, como el bolero, el relato psicológico o el cuento fantástico, y, sin lugar a dudas, la poesía. La mezcla de historias que Gabriela ha hecho no simula artificios, los relatos caen redondos en cada página sin hacer colapsar los universos inventados por su creadora. El mundo en el que hoy vivimos es reinventado, curado, devuelto sin rasgaduras, a través de 118 páginas de purísima entrega.
Por Rodrigo H. Sandoval
