Apenas hace unos días, el 23 de diciembre, todos rogaban por la recuperación de la actriz Carrie Fisher, quien en un vuelo de Londres a Los Ángeles sufrió un infarto. Fue llevada de emergencia al hospital al aterrizar el avión y unas horas más tarde la reportaron como estable.
Sumamente triste, Billie Lourd confirmó hoy, martes 27 de diciembre, que su madre murió a las 8:55 de la mañana. Quien fuera hija de la actriz Debbie Reynolds y del cantante Eddie Fisher finalmente se despidió, a unos días de terminar el 2016, año en que muy queridas figuras del mundo del cine y de la música dejaron de existir.
Para muchos, Carrie Fisher nació con la saga de saga de Star Wars de la mano de George Lucas, sin embargo su carrera como actriz comenzó un par de años antes con un pequeño papel en la película Shampoo de 1975, pero su personaje como la princesa Leia la convirtió, para bien o para mal, en una leyenda hasta hoy viva.
Carrie Fisher interpretó gran cantidad de cameos y papeles menores tanto en cine como en televisión, muchos de ellos haciendo referencia a ella misma o a la princesa en cuestión. Tal vez podamos recordar su participación en cintas como: The Blues Brothers, The Man with One Red Shoe, When Harry Met Sally, Austin Powers: International Man of Mystery o Maps to the Stars por mencionar algunas. En series de TV recordamos de manera especial su participación en: Sex and the City, Smallville y sin duda el episodio “The Convention Conundrum” junto con James Earl Jones en The Big Bang Theory.
Hace algunos meses la tomé como referencia para hablar de los nuevos roles femeninos en las películas en tiempos donde la corrección política y el feminismo radical están afectando a muchas producciones. No hay otra actriz, ni otro personaje como el de Leia Organa, la princesa en el exilio que se convierte en líder de la rebelión contra el imperio y contra la temida figura de Darth Vader. Fisher en su papel de Leia, es una de las pocas mujeres a las que se les ha permitido portar con belleza y sensualidad el rol de una mujer empoderada. Y no me refiero al de una joven guapísima buena para repartir patadas, sino a aquella que tenía cabeza y convicción para guiar una lucha, que era capaz de despertar empatía entre sus seguidores sin importar el género. Era el rostro de la esperanza, poseedora de un carisma que no se sustentaba en la talla de su brasier. Esa misma que alguna vez estuvo encadenada a los pies de Jabba The Hutt portando un diminuto bikini galáctico hace casi cuarenta años, es la misma que hace un par de semanas renacía digitalmente en Rogue One: A Star Wars Story, para decirnos que aún hay esperanza.
Leia Organa se dio a la tarea de ahorcar a la imponente bestia con las mismas cadenas con las que era sometida, fue rescatada cual princesa que era, y como adelita espacial encabezó las misiones de rescate de aquellos a los que lideraba. Política, combativa, emisaria de la paz. Todo eso encerrado en un bello envase que le permitió al tiempo transformarla en una mujer sin pertenencia a una época. Eterna.
No hay manera que Carrie Fisher logre quitarse de encima ni su nombre, ni a su familia, ni al personaje creado por Lucas. Su continua permanencia en la saga siempre la mantuvo y seguramente la mantendrá vigente. Salió adelante de una vida nada fácil y de su adicción a las drogas, tuvo la oportunidad de publicar algunas novelas, obras de teatro y guiones de su autoría. Star Wars se despedirá de ella en el 2017 en Star Wars: Episode VIII y HBO hará el estreno del documental sobre su vida Bright Lights: Starring Carrie Fisher and Debbie Reynolds. Por todo esto Carrie Fisher es, sin duda, una mujer admirable para todos y para siempre. Descanse en paz.
Por Patricia Bañuelos