El estudio de los sonidos en nuestra sociedad muestra una organización estructurada que se origina en el canto gregoriano y que se consolidó en la época medieval. Aunque el enfoque tradicional ha sido musical, existen sonidos que escapan a esta visión y han acompañado al ser humano durante varias fases de su vida.
Los sonidos nos rodean incluso antes de nacer, cuando percibimos vibraciones en el útero. Desde entonces, estos sonidos son esenciales para nuestra socialización. A lo largo de la vida, ciertos sonidos se vuelven familiares e influyen en nuestra rutina: la campana del camión de la basura, los sonidos de las camionetas de fierro viejo, el silbido del carrito de camotes, el afilador de cuchillos, y los sonidos de la naturaleza como el viento y la lluvia.
La apreciación artística del sonido cobró auge con el futurismo italiano. Luigi Russolo, en su manifiesto L’arte dei Rumori, propuso que la industrialización introdujo el “ruido” a través de las máquinas, rompiendo la perspectiva temporal-musical al valorar su dimensión estética y conceptual.
En 1977, Murray Schafer introdujo el concepto de “paisaje sonoro”, describiendo los sonidos de nuestro entorno y clasificándolos en tres categorías: sonidos fundamentales o keynotes, característicos de un espacio, como el viento en la playa; señales sonoras o sound signals, que brindan cierta información de inmediato, como el claxon de un auto; y marcas acústicas o soundmarks, sonidos con valor cultural o histórico, como el bullicio del metro en la ciudad. Este enfoque permitió analizar los sonidos desde una perspectiva social y cultural, destacando cómo el entorno urbano a menudo impide una conexión plena con el medio ambiente debido al ruido constante.
La idea de Schafer señala que los sonidos son un recurso limitado, haciendo del silencio un privilegio que pocos pueden disfrutar. Así, los sonidos no solo afectan nuestra calidad de vida, sino también nuestra capacidad para relacionarnos. En conjunto, todos estos elementos reflejan cómo los sonidos moldean nuestras interacciones y nos conectan en sociedad, mostrando su papel fundamental en nuestra vida diaria y en la manera de vinculamos unos con otros.
Por Jorge Gutiérrez Salazar
