Lo indomable, de Mariana Bernárdez

El camino del amor

no es un argumento sutil

su puerta es la devastación.

 

Rumi

 

Al desierto le brotó

un salmo en llamarada

en la esperanza

de que el desolvido

no borrara las voces

de sus médanos

 

flores alzan sus tallos

allí donde viven sus muertos

 

pero es difícil —me dices

porque en lo yermo

no hay más que raso susurro

y el sol a plomo deslizándose

 

Y miras la lejanía

 

—Hubo tantos

que no bastaron las cifras

para contener la confusión

de sus pisadas

 

Parece mentira

que cargaran una historia

y que a pesar de vencer lo atroz

por el punzón de una esquirla

su vida como cántaro quebrado

se derramase por el suelo

refugiando sus lágrimas en tus ojos.

*

Un punto

Después una línea que atrapa

la ventisca del deseo

cuando el aliento esparce

la bruma sobre el cuerpo

 

El encuentro no salva de la devastación

porque nada detiene al viento

 

Entonces el miedo sube y baja

por el cuello hacia la espalda

encegueciendo con su lluvia

hasta no distinguirse el límite

ni la mancia del agua y su espejo

 

Y la memoria

—ese blanco murmullo

por donde deambulan

las nanas y los corrillos—

destrenza la cordura

para reconocerse

en lo indomable del deseo.

*

Y abriste la puerta del desatino

y me encontré en el cruce

del barranco y la cuchilla

 

el de arenisca

que trilla los pies

y deslava los montes

 

el negado a la mujer de Lot

 

No mirar hacia atrás

fue la heredad entregada

Y no lo hice

aún de saberte atrapado

en el puño de tu suerte

 

pero poco perdiste

y yo

raída y en jirones

acepté el asedio del viento

 

y atrás quedó la infancia

—en lo profundo—

quemada a ráfaga

de dislate

sin hallar siquiera consuelo

en la desmemoria

 

Atrás el patio y la acequia

atrás el arrullo y la risa

y mi cuerpo roto de tan roto

escondiéndose en la corola

de la tempestad

 

oscuridad

 

por donde ni siquiera los perros

se atreven a husmear.

*

Me cansa el frío de las horas

la insignia escondida de su trillo

las aguas calmas del Ganges

la carroña mudada en humo negro

y la ceniza dejada tras su paso

 

Me cansan las lajas punzantes

camino al santuario

el inclemente palabreo

la duda

la iridiscencia

 

Me cansa tocarte en el hueco

en el talud del hueco

 

en ese anverso y en esa negación

 

h    u    e    c    o

donde se alcanza

la fractura y el silencio.

 

De Rumor de niebla, Ediciones del Lirio, 2020

Mariana Bernárdez (Ciudad de México, 1964)

Poeta y ensayista. Tiene maestría y doctorado en Letras Modernas y maestría en Filosofía; imparte seminarios y talleres en diversas instituciones bajo el tema de “poesía y conocimiento”. Su obra ha sido traducida al inglés, catalán, portugués, italiano y rumano. Entre sus títulos recientes de poesía destacan: Aliento (2017, traducido al portugués por Nuno Júdice en edición del 2018), la reedición de Nervadura del relámpago (2020) y Rumor de niebla (2020). Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el género de poesía 2018-2021.

Written by La Mascarada

Loading Facebook Comments ...