Fabio Morábito: ahora que es de lunes todo el año

Fabio Morábito, como reza el título de la entrevista de Jorge Fondebrider, “escribe, traduce, compone, canta y no sabemos si baila”. No sería nada extraño. Por lo demás, por esta misma entrevista sabemos que ha compuesto más de cuarenta canciones, que tuvo un grupo (Barburia) y un dueto, con Óscar Domínguez, con el que incluso se presentó, en varias ocasiones, en un programa televisivo conducido por Verónica Castro. Lo han interpretado, entre otros, Carmen Leñero y Gabriela Serralde.

En cuanto traductor, son emblemáticas sus traducciones de la poesía completa de Eugenio Montale y Aminta de Torquato Tasso. Pero, algo que se suele olvidar, es que también desde hace muchos años ha formado a la gran mayoría de traductores, del italiano, que han pasado por las aulas de la UNAM, o, en este caso, del Instituto de Investigaciones Filológicas (en cuyo Centro de Poética es investigador), que es donde imparte su taller de traducción.

No obstante, ahora lo que nos interesa es, justamente, lo primero: escribe. En esta línea, Morábito es, antes que nada, un poeta. Sin embargo, escribiendo igual es multifacético; es un gran escritor de cuentos, y para muestra la Grieta de fatiga, ganador del premio de narrativa Antonin Artaud 2006, y la recopilación y reescritura de Cuentos populares mexicanos, ganador del premio internacional White Raven, en 2015. Por otra parte, a menos que recientemente haya salido algo de lo que aún no nos enteramos, su última publicación es una gran novela, Lector a domicilio, ganadora del premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2018. Es autor incluso de novela infantil, como Cuando las panteras no eran negras, ganadora del premio internacional White Raven en 1997. Ha escrito, asimismo, ensayo, como Los pastores sin ovejas y obras como También Berlín se olvida y El idioma materno.

Por lo que respecta a su rol de poeta, lo primero que llama la atención es que escriba en español, pues Morábito, como cuenta en “Tres ciudades”, de su primera obra poética, Lotes baldíos, ganadora del Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer, nace en Alejandría: “Yo nací lejos / de mi patria, en una / ciudad fundada / en las afueras de África”. Crece en Milán: “Ya regresé a tu ausencia / de puentes y reflejos, / de amplios espacios libres,”. Y, finalmente, llega a la Ciudad de México a los 15 años (más adelante el poema “Ciudad de México”). En este sentido, pues, lo más natural sería pensar en una poesía escrita en italiano, la lengua materna, la de las sonoridades y ritmos maternos. Lo más natural sería pensar en una experiencia análoga a la de Ramón Xirau, quien, habiendo nacido en Barcelona y llegado a México a los 14 años, decía: “la lengua no se elige… Escribo poesía en catalán por razones evidentes, por ser mi lengua materna, aprendida en el ámbito familiar y en las aulas. La poesía sólo la puedo escribir en catalán, es un asunto de sonido y ritmo”. No obstante, contracorriente, al parecer Morábito sí eligió la lengua, o, por alguna extraña razón, encontró el sonido y el ritmo, la poesía, en el español.

Ahora bien, este no es un detalle menor. Es cierto que la poesía de Morábito suele caracterizarse, no sin razón, por su penetrante mirada sobre lo cotidiano, cotidianidad que, en Fabio, funciona, más bien, como un caos originario a partir del cual se crean portentosos y muy variados universos. Empero, una realidad que está presente, de diferentes maneras, en toda la obra de nuestro escritor, es el tema de la lengua. El italiano, además de la literatura italiana, seguramente ha influido y marcado su estilo, pero la lengua también está presente, de manera explícita, como tema de reflexión, como análisis de un mundo que habitamos y que nos habita, que nos constituye en gran medida. Todo esto hace de Morábito una voz única.

Obras como Lotes baldíos, De lunes todo el año, ganadora del Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes, Alguien de lava, Delante de un prado una vaca, han convertido a Fabio Morábito en uno de los poetas más importantes y representativos de las letras mexicanas. Aquí una breve muestra:

 

LOTES BALDÍOS

 

3. CIUDAD DE MÉXICO

 

Un día mi padre dijo

nos vamos, y tú eras

la meta: otra lengua,

 

otros amigos. No:

los amigos de siempre,

la lengua, la que hablo.

 

Me he revuelto en tus aguas

volcánicas y urbanas

hasta al fin conocerme,

 

y si al hablar cometo

los errores de todos,

me digo: soy de aquí,

no me ensuciaste en vano.

 

*

 

A Sandra Suter

que se quedó nadando

 

SI TE REVUELCA LA OLA

procura que sea joven,

esbelta, ardiente,

 

te dejará el cuerpo

y el corazón más grande;

 

cuídate de las olas

retóricas y viejas,

de las olas con prisa,

 

y la peor de todas,

de la ola asesina,

 

la ola que regresa.

 

DE LUNES TODO EL AÑO

 

A Mariapía Lamberti

 

AHORA,

después de casi veinte años

lo voy sintiendo:

como un músculo que se atrofia

por falta de ejercicio

o que ya tarda

en responder,

el italiano,

en que nací, lloré,

crecí dentro del mundo

—pero en el que no he amado

aún—,

se evade de mis manos,

ya no se adhiere

a las paredes como antes,

deserta de mis sueños

y de mis gestos,

se enfría,

se suelta a gajos.

Y yo,

que siempre vi ese vaso

lleno,

inextinguible,

plantado en mí

como un gran árbol,

como una segunda casa

en todas partes,

una certeza, un nudo

que nadie desataría

(un coto inaccesible,

un refugio),

descubro una verdad

que por demás

siempre he sabido:

el que conquista

se descuida siempre

y por la espalda y la memoria

cojean los nómadas

y los advenedizos

hay que voltear atrás

tarde o temprano,

soldarse a algún pasado,

pagar todas las deudas

—de un solo golpe

si es posible.

Así, si tú te vas,

idioma de lengua,

razón profunda

de mis torpezas

y mis hallazgos,

¿con qué me quedo?,

¿con qué palabras

recordaré mi infancia,

con qué reconstruiré

el camino y sus enigmas?

¿Cómo completaré mi edad?

 

ARS POETICA

 

Yo nunca tuve anhelos

de motorización,

es más, nunca pedí a mis padres

un vehículo,

hasta la bicicleta me aburría,

me limité a mis pies,

a mi sentido del cansancio.

Nunca he viajado rápido,

pero he viajado,

mis huesos cambian de dolor

cada cien metros

y nadie sabe como yo qué es un kilómetro.

 

ALGUIEN DE LAVA

 

PUESTO QUE ESCRIBO EN UNA LENGUA

que aprendí

tengo que despertar

cuando los otros duermen.

Escribo como quien recoge agua

de los muros,

me inspira el primer sol

de las paredes.

Despierto antes que todos,

pero en alto.

Escribo antes que amanezca,

cuando soy casi el único despierto

y puedo equivocarme

en una lengua que aprendí.

Verso tras verso

busco la prosa de este idioma

que no es mío.

No busco su poesía,

sino bajar del piso alto

en que amanezco.

Verso tras verso busco,

mientras los otros duermen,

adelantarme a la lección del día.

Oigo el ruido de la bomba

que sube el agua a los tinacos

y mientras sube el agua

y el edificio se humedece,

desconecto el otro idioma

que en el sueño

entró en mis sueños,

y mientras el agua sube,

desciendo verso a verso como quien

recoge idioma de los muros

y llego tan abajo a veces,

tan hermoso,

que puedo permitirme,

como un lujo,

algún recuerdo.

 

*

 

YO VINE AL MUNDO

en la ciudad más prostituida,

más circular,

más envidiada,

todo se deteriora

al acercarse a ella,

todo trabaja en su favor

para dejarla inalcanzable.

A lo mejor se nace siempre así,

a lo mejor todos nacimos en Alejandría.

Jamás he de volver a verla

porque mi edad, mis versos

(¿no son lo mismo?)

se han hecho

de esta lejanía,

no de otra cosa.

Mi verdadero lujo

es este: haber nacido

donde no he de volver jamás,

casi no haber nacido.

Cuando me muera,

si he de morir,

me moriré más lejos que ninguno.

 

DELANTE DE UN PRADO UNA VACA:

 

HA VUELTO a temblar

anoche, tan despacio,

que nos quitó el rezo de la boca.

 

Nos hemos dormido

sin oración en los labios,

la boca libre de Dios.

 

Que cada noche temblara

así de suave,

como oración en los huesos,

 

y los labios fueran libres

de no creer en nada

porque es creyente el cuerpo.

 

*

 

SIEMPRE me piden poemas inéditos.

Nadie lee poesía

pero me piden poemas inéditos.

Para la revista, el periódico, el performance,

el encuentro, el homenaje, la velada:

un poema, por favor, pero inédito.

Como si supieran de memoria lo que he escrito.

Como si estuvieran colmados de mi poesía

y ahora necesitaran algo inédito.

La poesía siempre es inédita, dijo el poeta en un poema,

pero ellos lo ignoran porque no leen poesía,

sólo piden poemas inéditos.

 

Selección de Víctor García Salas

Written by La Mascarada

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