NO
no buscar incesantemente nada
no mirar las costras de la escenografía
ni hacer comentarios de ningún tipo acerca de ningún agujero
no tardar demasiado en el baño
no pasar el día en cama esperando el atardecer
no beber los restos de los vasos
no sentir pena por la pelusa
no creer que pelusa debería escribirse con zeta
no burlarse de los conejos
no tener la boca hacia abajo durante el sueño
no comer buscando formas de nubes en las rosetas
no llorar con la cebolla y el cuchillo en la mano
no despanzurrar el supuesto silencio
no divulgar su locura transitoria que no pasa ni deja de pasar
no saltar las líneas del pavimento
no buscar la mano de su camarada en la noche temible
no temer la noche temible
no amar demasiado
no amar en absoluto
no escanciar la vida como si de mal vino se tratase
no derramar la sal en goterones sucesivos
ni relampaguear
ni tener la vanidad de escribir versitos
no no alcanzar la mayoría de edad
no sí sentirse un bicho de ocho o más cabezas
un argos cegado y paralítico
No agregar espacio entre párrafos del mismo estilo
Del libro Lo merecemos todo
Mantra Edixxxiones, 2017
COLGADOS DE LA ESCASEZ DE ALIMENTO
rodeamos las ruinas de nuestra casa
dejo de leer cuando aparece una columna dórica
algunos lo hacen ante las lechugas
ante las mezclas poco agradables como vino con coca
arroz con cátsup John Cage y el reguetón de la cinturita
perdemos el hilo de las conversaciones
por mirarnos los zapatos
la deformidad de los pies envueltos en cueros de chancho
la feroz pisada de los oficinistas
la huella húmeda de los polleros sobre hielo y sangre
el seco paso del poli
la pata de cumbia del tullido
nuestro bananero paso por el mundo
los tenis que colgamos
lo que nos rodea sin nombre
y la huella que no dejaremos
A VECES SIN ALIENTO NOS BUSCAMOS
bajamos y subimos escaleras de edificios del centro
nos asomamos en vecindades
olfateamos las cloacas secas del rumbo de la merced
procuramos exhaustos dónde caer
o simplemente cerramos los ojos
rechinamos los dientes
permanecemos mirando una mancha en el cielo
que resulta ser una mosca
la aplastamos para que siga siendo mancha
apretamos los puños
escribimos en edificios perpendiculares
algunas veces hasta que desaparecen luces
o amanece igual que siempre
y los ebrios abandonan las esquinas
se levantan se sacuden
se peinan reflejados en charcos
y con renovado aliento, ellos sí, se beben el día
Draupadí de Mora (Ciudad de México, 1984)
Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas y la maestría en Literatura Comparada en la UNAM. Sólo ha publicado dos libros de poesía, uno capicúa con Martín Cinzano, Yo ya / El jardín de los violadores amables, (Santiago, GoEdiciones, 2016) y Lo merecemos todo (México, Mantra Edixxxiones, 2017). Es coeditora de la revista cartonera PUF!, actualmente vive en la colonia Obrera, donde se dedica a la traducción y la acumulación de boñiga, le encanta el campo y no entiende la ciudad.