Editados por el Fondo de Cultura Económica, los primeros dos tomos del Diario de Alfonso Reyes fueron presentados por Adolfo Castañón, Javier Garciadiego y Sebastián Pineda Buitrago. El lugar donde dicho evento se efectuó no pudo ser otro que la Capilla Alfonsina, biblioteca y última morada de Alfonso Reyes; lugar de encuentro para numerosos intelectuales y al que Castañón considera un santuario.
Garciadiego, director del recinto y moderador durante esta velada, comenzó narrando la “historia editorial” de estos volúmenes; un arduo camino que ha implicado el trabajo de diversos intelectuales e investigadores, entre ellos Alicia Reyes, nieta del insigne escritor.
Pineda se refirió al multifacético carácter del regiomontano como artista. Citó, por una parte, su utilización de estrategias retóricas propias del futurismo; al mismo tiempo reparó en que Reyes sería el primer novelista de la Revolución mexicana y no Mariano Azuela, como tradicionalmente se considera. Ciertamente, lo histórico es una presencia insoslayable en la obra del regiomontano, cuyo proyecto entronca en ese sentido con la intención estética de otros grandes escritores mexicanos, como es el caso de Victoriano Salado Álvarez, quien dedica sus Episodios nacionales mexicanos a retratar el trayecto histórico de México durante la última dictadura de Santa Anna y las luchas reformistas. Con respecto a Reyes, su praxis escritural fue un complejo vaivén estético que concluyó en un refugio en la literatura clásica, la cual asimiló profundamente en su producción.
Castañón es uno de los mayores especialistas de Alfonso Reyes, autor sobre el que ha publicado numerosos volúmenes. En esta ocasión, discurrió sobre las redes intelectuales que unieron al escritor con Pedro Henríquez Ureña, Manuel José Othón y Jorge Luis Borges. Sobre el argentino nos cuenta cómo el gusto compartido por Robert Browning fomentó esa amistad que, como sabemos, terminaría por ser indisoluble. Castañón mencionó que ésta y otras anécdotas de la vida del regiomontano están en el Diario, como también están diversas claves para descifrar la poética de Reyes.
Garciadiego apuntó que el fundador de El Colegio Nacional comenzó la escritura de su diario en 1911 y escribió en él hasta su muerte. Lo redactó en 16 cuadernos que son conservados por la Capilla Alfonsina. Los primeros tomos de esos diarios fueron editados, en su momento, por José Luis Martínez.
Estos especialistas han prometido que la presentación de los tomos siguientes tendrá lugar en este santuario de las letras mexicanas.