NO HAY NADA TAN AMARGO
Calla en el estío la oficina
agrietada en el rostro por las arrugas
rectas y la ilumina el sol.
Canícula hecha de silencios en el canto
disperso
de un gorrión, en el muro.
Era el instante
verdadero y cansado de las cosas.
De esta mi ciudad.
Nace un cortejo. En el silencio alguien
la mira por las vitrinas.
El gorrión acabó
en la húmeda tierra de un prado
de periferia. Entre la hierba baja
que respira. Pero hay calor
en la fábrica.
Se detienen
frente al barracón los manifestantes.
Este establecimiento
está abandonado y desnudo tanto
que parece un lecho de esposa
deshecho y ya no deseado.
No hay nada
tan amargo
como una casa vacía.
SOY TAN OSCURO
Hay días de fiesta
en los que a propósito me olvido.
Me quedo por horas
en la silla de mimbre.
Me gusta mirar a la calle, abajo.
Por desgracia soy tan oscuro todavía
Para mí —de tal manera
incapaz de decir— que no encuentro
palabras.
NO SERÁ EXTRAÑO
Dentro de mí, el afán
—que impone el silencio—
divide en dos mi existir.
Pero cuando al final
todo tomará sentido —dócil
como el pan demoronándose
entre los dedos—
no será nada extraño mirar
desde lo alto la llaga
que me divide por dentro.
No habrá ya nada
que ese día me divida.
Traducción de Víctor García Salas y Carlos Ciade Castellanos
Giovanni Riva (Milán, 1942-2012)
Poeta, escritor, ensayista filósofo y periodista italiano. Fundador de la Obra de Nazaret, de la editorial Città Armoniosa, del Tonalestate (congreso y centro de estudios internacional e interdisciplinar) y de la universidad ICTE. En la editorial Garabatos se publicó su libro Pequeña antropología cristiana y en Ediciones del Lirio apareció una antología de su poesía.