Hombre perfecto, el bailarín. Yo envidio sus laureles anónimos y agradezco el bienestar que transmite con la embriaguez cantante de su persona.
Con estas líneas, el pasado 18 de noviembre dio inicio el festejo del 49 aniversario del ballet Independiente fundado por Raúl Flores Canelo.
El primer cuadro coreográfico, titulado “El bailarín” nos lleva a través de una serie de ejecuciones técnicas que permiten apreciar diversos movimientos sencillos pero que reflejan el arduo trabajo técnico y conceptual de interpretación dancística en diversas facetas: solitas, pareja y grupo.
La segunda obra presentada fue “Tres fantasías sexuales”, se trata de una pieza humorística que nos acerca a escenas populares y artísticas propias del México de los años 50, espacio temporal donde ritmos alegres como el danzón, el mambo y el chachachá surgían. Son precisamente esos ritmos aquellos que mejor representan el auge de los salones de baile y lo reflejan con la indumentaria característica de la época, por ejemplo: la ropa de los pachucos, los trajes típicos de cabaret, vestidos ajustados, bañadores, etc.
Por otra parte, debemos decir que en el repertorio de personajes de la obra resalta el diablo, quien entre movimientos coreográficos aparece una y otra vez, sumándose al resto de la compañía y haciendo uso de los ritmos antes mencionados. Gracias al ensamble de todos estos elementos, los bailarines logran cautivar las miradas del público.
La presentación concluyó con una obra que hace punto de contraste con respecto a las anteriores. Esto es debido a la temática trágica que maneja y que se advierte en la presentación de un contexto cíclico de la muerte a través de distintas etapas de la historia del país, como por ejemplo: la conquista española o el movimiento estudiantil del 68. “Queda el viento” es el nombre de esta coreografía, cuyo valor principal quizás sea su capacidad para no quedarse simplemente en el contexto plasmado y remitir a un tema actual que en nuestro país se vive día con día.
Por Nidia Barragán