Ana García Bergua, Mónica Lavín y Jorge Volpi se reunieron, en el marco del ciclo Protagonistas de la literatura mexicana, que tiene lugar en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, para discurrir sobre la escritura de Rosa Beltrán. En el evento, Geney Beltrán, titular de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, mencionó que la autora “ha escrito una obra valiosa para las letras de nuestro tiempo”.
En su intervención, Ana García Bergua, quien escribió El imaginador y La confianza en los extraños, mencionó que era un privilegio “celebrar a una amiga tan querida”. Recordó que su amistad con Beltrán inició cuando ambas recibieron la beca Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. También refirió que, en días pasados, fue guía de un paseo literario por los lugares que se mencionan en La corte de los ilusos, primera novela de Beltrán, lo que fue un pretexto para revisitar el texto y los personajes; sobre éstos menciona que son el germen de otros posteriores, casi todos en una búsqueda enfermiza de la felicidad, con un sentimiento de soledad interior.
García Bergua opinó que Rosa Beltrán “no es solo una gran narradora, ensayista y académica; esa pasión por la lectura surge de su pasión como editora. Ha publicado cuentos, crónicas y ensayos, ¿cómo hace para escribir y publicar?”, además agregó que “es como un huracán, deja excelentes libros, propios y ajenos. Le agradezco estar aquí esta noche”.
Mónica Lavín, autora de títulos como Café cortado y La casa chica, mencionó que conoció a la homenajeada hace 32 años, cuando ambas presentaban su primer libro. Entre el público, recordó, se encontraba Josefina Vicens, quien se puso de pie e hizo algunos comentarios sobre la obra de las dos “que nos hicieron sentir afortunadas, fue algo que presagiaba nuestra amistad”.
Según Lavín, Rosa Beltrán “le robaba tiempo a la escritura para la vida, la imagino entrando y saliendo de los libros, la imagino asombrada por el lenguaje y su textura”. Del mismo modo refirió que la escritora mexicana “lee el mundo, los gestos, las apariencias. Escucharla contar algo es motivo de una crónica. Rosa escanea, indaga, va más allá de lo obvio”. Como García Bergua, Lavín se preguntó de qué modo Rosa hace todo lo que hace, pues maneja colecciones de libros, participa en la Academia Mexicana de la Lengua, está atenta a su familia y sigue habitando el mundo de libros.
En opinión de Jorge Volpi, Rosa Beltrán le abrió el panorama a un mundo de cosas nuevas cuando ingresó a la licenciatura en Letras mexicanas, con ella como su maestra, luego de abandonar la carrera de Derecho. Compartió asimismo que Beltrán es una escritora de políticas del cuerpo, de género y del poder, ya que sus novelas son un reflejo del país.
Por último, la homenajeada recordó la forma en que inició su amistad con los invitados a la mesa, agradeció sus palabras y, emulándolos, también cuestiono cómo encuentran tiempo para desarrollar su prolija actividad literaria y cultural. Por otra parte, agradeció las historias que le contaba su madre, en las que el mundo siempre parecía mejor, así como el humor negro de su padre.
Anoche me vino un pensamiento alucinante. Pensé que mi vida está hecha de las historias vividas con cada uno de ustedes, eso es en realidad la vida.
