Sobre Gogol: Cuentos de San Petersburgo

vasili-semenovich moyka

Ezra Pound escribió en una carta que “todos los hombres deberían de unirse para rendir pleitesía al Ulysses”, lo mismo se podría (debería) decir de los Cuentos de San Petersburgo de Nikolai V. Gogol donde cada relato es una perla que se revela en las páginas de un libro de arena;  a ratos vertiginoso como en el “Diario de un loco” y a ratos de paso cansino pero que nunca podría interpretarse aburrido. El autor de “La nariz” y “El capote” satisface las urgencias del lector exquisito y del novel.

Amigo de Pushkin y maestro de Historia en la Universidad de San Petersburgo, escritor que se burlaba de la censura insertando elementos fantásticos en la no tan fantástica Rusia feudal, sus textos son estandartes del mujik y de la clase obrera, aunque también convida en sus observaciones de las mieles burguesas.

Un pintor y un teniente son los dos planos en “La Perspectiva Nevski”, el leitmotiv; una persecución que comienza en la misma calle y termina en el aniquilamiento espiritual y de la carne por culpa de la mujer que “es bella como un sueño y terrible como una pesadilla”.

Schiller y Hoffmann involucrados hasta el cuchillo por una cuestión de tabaco rapé, el opio como sucedáneo de la bienquerida y la doble insatisfacción que sentimos al poseer (y al no poseer) el objeto deseado son los tópicos de nuestra “Perspectiva”. Gogol aconseja no sólo adoptar al escepticismo, sino apartarse lo más posible del mundo material que es siempre cosa falsa y delusión si lo miramos en la hora en que muere la tarde, cuando la verdad se extingue y la luz artificial cubre de color sepia las calles de Petersburgo.

 

Por Jesús Martínez

 

Written by Jesús Martínez

“Sutiles cuestiones trato, resoluciones graves comprehendo, perfectos libros amo”.

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